|
Están
todos sentados en la sala, niños, adultos y adolescentes. Sus miradas ausentes,
perdidas y vidriosas, están en un estado de trance, en un estado mental
hpnótico. El principio básico detrás de la programación hipnótica está en
curso; la imagen televisiva aunque parezca estática y estacionaria, está
fluctuando, brillando intermitentemente. Esto no se ve concientemente pero
subconcientemente el patrón visual repetitivo del parpadeo induce al estado de
trance. Todos en la sala bajo el hechizo del televisor, sin importar las bocinas del tránsito en la calle o los
ladridos rabiosos del perro del vecino que infructuosamente llama a su amo
desplomado en el piso.
Luis
nace el mismo año que la televisión llega a Puerto Rico, año 1954. En el pueblo
de Yabucoa en el que vive, la única mueblería del poblado exibe en su vitrina
la maravilla electrónica de la época, decenas de personas se congregan a
observar. ¡Fascinante, imágenes dentro del cajón electrónico, muchísimo mejor
que en el cine! Dentro del coche con
apenas 10 meses de edad, acompañado de su padre que se unió al conglomerado de
curiosos, tiene su primera experiencia con el artefacto.
En sus
primeros años de vida no puede distinguir entre comerciales y los
programas televisivos, no sabe que los
comerciales quieren venderle algo. A los
3 años conoce las marcas, su lealtad a las mismas comienza a entretejerse a su
espíritu a los dos años. Ya Luis tiene
18 años y ha sido testigo de 200,000
actos violentos en la pantalla, ve en
promedio 3 horas y 46 minutos de televisión diarios, el equivalente a 52 dias
de programas ininterrumpidos. A los 55 años
ya han pasado por sus ojos 2,000,000 de comerciales.
Está
próximo a cumplir 59 y ha malgastado
casi 10 años de su vida pegado a la vibración televisiva, adicto a una droga
electrónica, con un cerebro manipulado y lavado. Repleto de ideas, y estructuras de
pensamiento que el aparato de la corporatocracia ha tenido a bien crear para
él, ideas y actitudes que no son suyas.
Ya en esta etapa de su vida, todo lo que emerge por la pantalla LCD es
una máxima absoluta, la cual no puede ser retada, discutida, racionalizada, sometida al
escrutinio o pensamiento crítico, ellos son los que saben.
Ha
vivido una vida programada y manipulada por las grandes corporaciones y su
sistema de propaganda, un sistema que controló sus actitudes, le fabricó
temores, ansiedades y alimentó sus inseguridades. Su cuerpo, mente e ideas
nunca le pertenecieron, su vida fue diseñada para consumir productos, para actuar y pensar conforme a los paradigmas creados por la
propaganda.
Toda su
existencia pasa en nanosegundos frente a sus ojos antes de desplomarse… ‘’Nike, es el mejor calzado deportivo, Coca
Cola refresca mejor, puedes rebajar de peso comiendo en Subways, compra un Abb
Rocket porque te ha crecido el abdomen, Obama representa el cambio, los judíos
Jázaros son el pueblo de Dios, si NBC, CBS, CNN o FOX no lo comentan no puede
ser verdadero, Bin Ladden planeó desde una polvorienta cueva en Afganistán los
ataques a las Torres, la democracia existe porque hay elecciones libres,
América es la ‘’tierra de los libres, hogar de los valientes, ’’ somos
demasiados en el planeta, hay que eliminar al menos tres cuartas partes de la
población, hemos evolucionado de los
primates, tienes que vacunarte para evitar el AH1N1, la Guerra contra el
Terrorismo es necesaria, el FBI asesinó
a Filiberto ‘’porque se lo merecía.’’
Es hora
de marchar de la fisicalidad, no hay que preocuparse, todo está debidamente
estructurado y organizado. Hace tres
semanas que había realizado su última
compra, un terrenito de 12 pies de ancho por 12 de largo en Parque de la Luz en
Caguas, porque como reza el anuncio ‘’no hay que temerle al tema de la
muerte.’’
Como jugaba baloncesto y era corredor de
maratones, lo enterrarán con un balón Mikasa y unas zapatillas con el logo de
la diosa de la victoria Nike…
©opy®ight Luis Edgardo Rivera Abada
| |