Luis E. Rivera Abadía
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Satán te ve
 
Suso, sentando en el banco con espaldar cortesía de Plácido Figueroa, contemplaba con cierta nostalgia la bicentenaria plaza de nuestro pueblo. Cada día esto está más jodido, pensaba. La Orquesta Filarmónica no traía conciertos al aire libre, el teatro frente a la plaza convertido en mueblería y el ambiente de fiesta había desaparecido junto con el dulce perfume de las damitas jóvenes del pueblo que en las tardes de sábados y domingos se paseaban bajo la sombra bienhechora de los robles y las escrutadora miradas de deseo de sus contrapartes masculinos. Hasta las campanadas del reloj de la alcaldía habían enmudecido y teníamos que hacer uso de los ‘’West Clocks’’ para saber la hora cuando comenzaban los episodios de Comando Cody en el cine de Don Gabriel. Un grupo de heroimanos, casi todos egresados de Basic Training en North Carolina y con concentración bélica en un lugar llamado Viet Nam habían cambiado por completo el paisaje de color y folklor en nuestra hermosa plaza. Utilizaban una tapa de un litro de leche como’’ cooker’’ y mezclaban la ‘’blancanieves’’ con agua procendente de la fuente mayor, dándole calor a la tapa con fósforos Tres Estrellas, sudando copiosamente después de inyectarse el enajenante fármaco.

____ Mister ud. siempre se ve tan triste y retraído, debe darse un viajecito por Santo Domingo o San Tomas y salir de la monotonía de este pueblo.

___ Creo que tienes razón, debo dar una vuelta a algún lugar, tal vez el Lido,
masculló con cierta ironía Suso.

___¿ El Lido?, preguntó el hijo de Clemente Hernández, ¿éso queda en el área de
los muelles en San Juan, uno de los negocios de Tony Tursi ?

___ No, contestó Suso con su habitual malicia, hablo del Lido en Paris Francia,
estuve por allá el verano pasado.

El hijo de Don Clemen tragándose sus palabras prosiguió hasta su destino, que era la barra de Raúl de la Matta, lugar favorito de los profesionales y no profesionales del pueblo que utilizaban el negocio para tertuliar sobre diversos temas. El pobre hombre tenía una visión un tanto estrecha de lo que es turismo. Para él, turismo era simplemente un pasaje a Santo Domingo y acostarse con una que otra meretriz en la hermana república, viaje muy edificante y cultural.

Como muchos en el pueblo, Heriberto subestimaba al viejo maestro de escuela. Suso era un hombre muy viajado y mejor leído. Asiduo lector de los clásicos y de las Sagradas Escrituras, cuyo vicio mayor era tomar Budweiser y hacer préstamos  culturales a Junta de Retiros para Maestros… con los cuales había recorrido gran parte de Europa. Era un irreverente sin remedio, detestaba los esquemas y dogmas religiosos, desconfiaba de curas y pastores, tanto así que para referirse a los Testigos de Jehová, los llamaba los ’’testículos de jehová’’. Desconfiaba de todos, probablemente porque en más de una ocasión personas a las cuales apreciaba, lo habían defraudado. La próxima ocasión que alguien me pida una firma para un préstamo porque el nene no tiene leche,’’ le voy a decir que se lo pegue del pene’’ esbozaba en cierta ocasión. Sus estudiantes rurales lo tenían por brujo, pues escribiendo en la pizarra, sin mirarlos podía reprenderlos utilizando la imagen de la actividad a sus espaldas reflejada en sus gruesos espejuelos. A la hora de pedirle permiso para utilizar el servicio sanitario, los despachaba con su legendaria frase’’ a este salón ud tiene que venir meaito y cagaito de su casa’’. Suso era mordaz, y tajante en sus alocuciones y conversaciones y pocos podían igualar su verbo salpicado de ironías e inteligencia.Era inmisericorde con los que creían ser sabios en su propia opinión, si alguien le hablaba en inglés, su pregunta clásica era..¿ cómo se dice puerca en inglés o cuál es el vocablo para yegua en inglés. Lo conocí iniciándome como maestro en Río Blanco, aunque era mi vecino de toda la vida allá en la calle Quiñones y su casa quedaba patio con patio con la nuestra, jamás crucé palabra con él hasta que me convertí en maestro.

Una de esas tardes en las que Suso meditaba sobre tiempos mejores, en sus años mozos como ayudante de farmacia y sanidad, en sus aciertos amorosos con las niñas ricas en los bailes de sociedad en el Club de Leones; al amparo de las Budweiser y Heneikens, comenzó un relato que al principio me pareció un un tanto bizarro y absurdo. En el mismo arguía de forma enfática de que era preciso que Satán regresara , para que en nuestro pequeño Macondo costero retornara a la normalidad y al progreso moral y espiritual. Soy un libre pensador desde muy temprana edad, una persona abierta a las ideas, pero después de escuchar semejante barbaridad, llegué a pensar que la demencia comenzaba a manifestarse en Suso o que alguna entidad oscura del otro plano hablaba por él.

Según el relato, salpicado por el alcohol del negocio de Raúl de la Matta, por allá en los años 30, una mañana los pocos edificios gubernamentales en el pueblo, los postes de tendido eléctrico así como algunos comercios amanecieron repletos de unos pasquines color rojo.En el pasquín que se convirtió en segundos en el tema del momento, se aseguraba que uno de los pastores fundamentalistas de nuestro poblado tomaba vaciones durante el periódo navideño, alejándose del rebaño para quedarse en su casa disfrutando de los espíritus generosos del ron caña. Aunque eso era vox populi en la comunidad, alguien había tenido el descaro de revelarlo por medio del pasquín ,el cual tenía como título en amenazantes letras rojas Satán te ve . Relataba Suso que todos en el pueblo pensaron que había sido una broma de un día y que no pasaría de eso.. A la mañana siguiente el pueblo volvió abrir sus pupilas de sorpresa para encontrarse con otra pasquinada bajo el mismo título Satán te ve y en esta ocasión se revelaban los amores libidinosos del alcalde del pueblo con una de las niñas de bien de la aristocracia naguabeña. Semana tras semana, mes por mes, Satán te ve puso al descubierto los errores, pecados desaciertos y actividades ocultas de muchos miembros de nuestra comunidad; del capataz de vía que había embarazado a su hija, del hojalatero que en lugar de masilla y bondo le ponía papel de periódicos a los autos, del miembro de la logia odfélica que maltrataba a su mujer, el comerciante que se había quedado con la herencia de sus hermanos en complicidad con el juez de paz, de los 600 hombres que encerraron en uno de los caserones de la colonia para votar en las elecciones traídos desde otros puntos de la Isla.

Satán se convirtió en la conciencia moral y espiritual de los naguabeños. Todos temían ser inmortalizados en uno de los temibles pasquines rojos, los pecadores habituales a punto de infarto, los hombres de bien que una vez por mes visitaban a las maritornes de los negocios en Salsipuedes y Shangai metiditos en sus casas, de alguna manera la incidencia criminal mermó, atracos, asesinatos, corrupción y todo tipo de actividad delictiva, desde lo más simple hasta lo de mayor envergadura. Se comenzó a respirar una atmósfera de querer hacer el bien, de ayudar, de buscar la forma de depurar el corazón y el alma… porque después de todo…Satan nos ve. La iglesia católica se ponía a reventar los domingos de feligreses y otro tanto ocurría con el resto de las iglesias de otras denominaciones. Nunca se supo quién rayos era, se hablaba del sereno, del comandante de la policía o de algún cura, en una época en la que muy pocos sabían leer o escribir con precisión y corrección y que podían contarse con los dedos de la mano las personas realmente educadas… podía sospecharse de cualquiera de ellos.

Definitivamente, Suso tenía razón hace falta un Satán en nuestro pueblo, un acusador, un inquisidor, nunca está de más. Me gustaría que Satán publicara en uno de sus pasquines por qué rayos les toma a las administraciones municipales de este bendito pueblo 8 años para construir un parque de pelota, 16 años para terminar un Coliseo, por qué después de 24 años aún no terminan el Malecón, por que carajos no recortan y podan los árboles de la plaza. ¿algún día le echarán cemento y brea al boquete frente a los Morales en la calle Quiñones por el que cabe el bonete de un carro completito? ¿Acabarán la construcción del estacionamiento municipal que ya va para 20 años? Si algún día Satán regresara tal vez pudiera delatar a los que nos mantienen en la inercia, en el más abyecto de los abandonos, en una burbuja de arcanos, en la cual el tiempo lineal, con sus avances y progresos se ha detenido… pero no, Satan ya no nos ve, es muy probable que esté en un lugar parecido al Lido o quizás en la Riviera Francesa de ese estupendo destino turístico que llamamos cielo, preguntándole a algunos espíritus muy parecidos a él…cómo se dice yegua en inglés.
 
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Luis Edgardo Rivera Abadía
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