Luis E. Rivera Abadía
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El Italiano tiene la culpa

¡Dios, soy yo, Heriberto, dónde rayos te metes, que jamás me respondes cuando más te necesito! La queja del borracho quebraba el silencio compacto de la madrugada. Minutos antes el borracho había sostenido una cautivante conversación con el diablo, porque según él ese dios de la iglesia era definitivamente un ser en extremo injusto, Siempre parecía acusarle de ser el peor hombre del universo, por borracho, por tecato y por pobre.

Nadie tenia tanta culpa por aquel monólogo irreverente como el Italiano. El pago que recibió Heriberto la Momia por lavar el auto del italiano temprano en la tarde fue una botella de vodka. La heroina, el crack y el alcohol son una mezcla alucinante, capaz de lograr que Dios no conteste tus suplicas y que el Malo en persona venga a consolarte. Una amenaza surgio desde una ventana cubierta de acaros y polvo. - O dejas la jodedera Momia o llamo a la Jara, estas no son horas de estar gritando y jodiendo a las personas decentes...

La oscuridad fue tragándose las palabras del vecino molesto y las ultimas maldiciones del borracho metafísico. Los sucesos en la calle Rius Rivera distaban de terminar. Tiraban piedras a las ventanas del cuarto Italiano, la luz del farol en la calle dibujaba su claridad en las siluetas de dos mujeres. Una de ellas muy joven, a lo sumo 17 primaveras detenidas en un par de pechos duros y puntiagudos, los ojos grandes y almendrados, cabello muy lacio color de odio, amarrado en una cola. Se hacia acompañar de la Celestina deluxe del barrrio, la joseadora Cista la Trilla. Querían venderle al Italiano una hora de placer con la putita más solicitado por los que padecen del Síndrome del Seguro Social en el pueblo.

El italiano no se dió por enterado ante el inusual llamado, no encendió la luz o abrió la puerta. Era muy probable que no tuviera los $80 que la joseadora pediría por la nueva sensacion sexual para cincuentones. Las putas cesaron en su gesta de vender caricias genitales a domicilio, al menos por esa madrugada. Dejaron una fragancia de feromonas y perfume Cloé flotando en el frio de la noche y uno que otro suspiro por parte de algun vecino soltero que lamentaba que las piedras en la ventana no fueran para el, ¡con lo buena que estaba la hija chiquita de Tambo¡

Un par de tecatos viejos y desgastados por la droga cargaban una bateria de carro calle arriba. Algun desafortunado hombre de familia se levantaria en la manana refunfunando de por que carajoss su carrro nuevo de paquete, del cual aun debía 59 mensualidades de $279 no encendía.

Los tecos se detuvieron frente a la casa del italiano y en su jerga muy particular comenzaron a vociferar en repetidas ocasiones - Gobierno, mister, aquí le traemos la bateria. Nuevamente el silencio fue la respuesta, el aludido no respondio. Un teco, jamás se da por vencido a la hora de conseguir su cura. Treparon por el tubo del desagúe hasta el segundo piso y muy cerca a la ventana susurraban, - mire mister, la chansa que nos corrimos pa' conseguir esta batería vale más que el carro suyo, salga, que son diez pesito nada mas.

No le quedó más remedio al italiano que bajar, quizás pensando en que si se negaba podia ser víctima de una puñalada con una aguja infectada con SIDA. Pagó el dinero con una nerviosa explicación de que no habia encargado bateria alguna. Sin embargo, sí lo había hecho. En la tarde mientras lavaba el carro, habia dicho delante de los crakeros que la bateria del auto estaba dañada. No puedes decir semejante cosa frente a un adicto, ya que piensan que de forma solapada le estas haciendo un encargo.
¡Vaya caballo, salimos de oro, tenemos todavía la bateria y $10! . Negocio redondo y ni siquiera son las 4am...

Así es donde vivo, tenemos un servicio de entregas nocturnas, que ni Sears, las pizzerias, o Rentacenter pueden igualar. Puedes escuchar una disertacion sobre el elemento escatológico en las Escrituras, cortesia de algún borracho ex cristiano y filiosofo de cafetín. Te llevan una lavadora a mitad de la noche a tu casa con el embarque libre de costo (claro que robada). También puedes conseguir una prostituta joven y bonita, sin tener que llamar por teléfono, si te gusta la televisión por cable te pueden hacer una conexión desde el negocio de Cheito hasta tu casa. Pero hay quienes dicen en nuestra calle, la culpa de todo... la tiene el italiano.

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Luis Edgardo Rivera Abadía
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