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El juego de la fisicalidad
Todo comenzó como un sueño, un sueño soñado miles, millones de veces, sueño del que recién comienzo a despertar. En algún momento fui parte del todo, del uno, en una ocasión fui parte de la Causa Primigenia. En el sueño, esta Primera Causa decidió autoexplorarse, fraccionándose a si misma en expresiones individualizadas, en ellos, tú, yo, en nosotros. Habitabamos entonces en dimensiones de espacio y tiempo cuántico, en dimensiones no materiales. Nuestros espacios dimensionales se fueron tornando cada vez más densos y fueron expandiéndose conforme la creación fue sucediéndose.
Las expresiones individuales del uno comenzaron un juego para continuar expandiendo la creación y crearon cuerpos de mil y una formas y esferas paraísos para que allí los cuerpos se manifestaran. Entonces uno de los primeros en experimentar la fisicalidad, Anu, Rey de los Anunaki nos sedujo a entrar en instrumentos humanos. Se nos instó por medio de la superchería a encarnar en el gran experimento de ingeniería humana llamado homosapiens.
Anu necesitaba mano de obra, material esclavo para la extración del oro físico en la esfera paraíso Tierra. Oro que garantizaría la no extinción de su pueblo. Nos encarnamos en la fisicalidad, pero el carruaje biológico fue manipulado geneticamente. Eliminaron parte de las 12 hebras del ADN, legado de nuestros ancestros reduciéndolas a solamente 2 y se proveyó a la computadora biológica de los nuevos cuerpos de un programa mental que redujo en un 90% la expresión de su verdadera naturaleza. Una rejilla energética fue plantada alrededor de nuestro entorno, para que las vibraciones y comunicacion con el resto del Cosmos fuese imposible.
Se incrustó en nuestra plantilla mental y astral el complejo Dios , alma y espíritu y con la misma la separación de lo que realmente somos quedó anclada. Nuestra realidad de ser creadores de nuestro universo local y parte o fragmento del Uno, de la Primera Fuente comenzó a desaparecer y comenzamos a vivir un sueño dentro de otro sueño.
El ser infinito y verdadero que somos quedó prisionero, enclaustrado en ilusiones, decepciones, en la falsedad de la vida del ego. Encerrados en una prisión y un programa con miedo a la muerte, miedo a la separacion y miedo a la no existencia. Todos estos temores ahondaron tanto en nosotros, en ti, en él, en mi lo que dió lugar al mito de ese Dios tan lejano, tan separado pero que supuestamente llenó todo el universo y del cual todos fuimos creados en separación.
Con el cuerpo de la nueva creación Anunaki se nos programó para creer que somos un sencillo ser humano, un ser sin valor alguno antes que un ente espiritual, con poderes ilimitados y que tu alma , la mia y la de él debe ser salvada, activada y redimida y dentro del proceso, a esa pobre y pecaminosa criatura llamada hombre.
En este sueño de eones, de edades, de milenios soñamos con salvadores, con maestros, con deidades locales o extraplanetarias. Se nos ha olvidado en el afan de que nos salven de nuestra responsabilidad. Somos responsables de enmendar el error de jugar en el plano físico. Ya debemos quitarnos los disfraces de mendigos, ricos, mujeres , hombres, pobres, guerreros y pacifistas. Debemos dejar la búsqueda externa, porque lo que hemos estando buscando con denuedo parece ser que somos nosotros mismos.
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Luis Edgardo Rivera Abadía
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